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martes, 8 de diciembre de 2020

CUENTO: OLOR A NAVIDAD

 Ya hace frío, y este año más, en el que el calor humano no puede ni abrigar el cuerpo ni abrigar el alma.

La Navidad ya está cerca, y mientras miles de personas van como locas en busca de regalos y de aglomeraciones, yo me conformo con el olor del hogar, de mi gente...y el olor a Navidad.

Una Navidad llena de turrones y polvorones. De mis niños cantando villancicos, cada uno con un tono, con panderetas y aunque levanten un poco de dolorcillo de cabeza, feliz porque están bien y con salud.

De repente, viene un olorcillo de la cocina: estamos haciendo unas galletitas de canela y jengibre. 

Mi niña me dice: ¡mamá ya huele a Navidad!

Entonces empiezo a pensar...¿qué olor me recordaba a mí cuando era pequeña a la Navidad?

Mi madre no era una gran repostera, y no solíamos cocinar nada juntas, pero siempre me recuerda a la Navidad de mi niñez, ese olor a brasero de Picón, ese olorcillo a chimeneas y sobre todo ese olor a caldo casero.

El caldo casero siempre ha estado presente en momentos de mi vida: cuándo éramos pequeños, cuando he dado a luz y mi madre me lo traía, cuándo teníamos el cuerpo " destemplado"...

"¿Mamá, en qué piensas?- Me dice mi pequeña"

"Nada cariño, pensaba en cuando era como tú."

"¿Y qué era lo que más te gustaba cuando eras pequeña?¿Y qué querías ser cuándo fueses mayor?"

"Pues quería ser lo que soy ahora...Tu mamá."

"A mi me gusta mucho ser tu hija...y sobre todo que tú seas mi madre..."

Entonces, nos dimos un abrazo enorme, al que pronto se unieron mis otros dos pequeños y el papá.

¡Este es el verdadero olor a la Navidad! 


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